¿Por qué no hay más mujeres trabajando en la industria siderúrgica? Es una buena pregunta, ¿verdad? Según nuestros datos, casi el 8% de los empleados siderúrgicos en España son mujeres. Pero en puestos operativos de producción o mantenimiento son solo una de cada cien. Este dato resulta chocante porque en otros departamentos de la empresa, en trabajos administrativos, técnicos o de gestión, la siderurgia emplea a un 21% de mujeres.
¿Pero, por qué no hay más mujeres en la industria del acero? En el sector nos cuestionamos cómo es posible que no seamos capaces de atraer a más mujeres a estos puestos de trabajo y, por ello, hemos puesto en marcha, dentro de esta iniciativa de “Mujeres de acero” que UNESID desarrolla cada año con motivo del Día Internacional de la Mujer, una encuesta dirigida a ese 1% de operarias a las que hemos planteado las siguientes cuestiones:
- Qué les ha motivado a trabajar en el sector siderúrgico
- Qué formación poseían ya y si estaba relacionada con su actual puesto de trabajo
- Qué aspectos positivos y negativos encuentran para trabajar en el sector
- Qué mensaje darían a las futuras compañeras “mujeres de acero” para motivarlas a trabajar en puestos operativos de producción o mantenimiento
En cuanto a la respuesta a la primera cuestión -cuál ha sido la motivación para trabajar en el sector- la inmensa mayoría coincide: las condiciones laborales son mucho mejores que en otros sectores, estabilidad laboral, buenas retribuciones y salidas profesionales difíciles de encontrar en otros sectores.
Sin embargo, la positiva y atractiva imagen sectorial que evidencian nuestras encuestadas no es suficiente para atraer en mayor medida al género femenino a nuestra industria del acero.
En cuanto a la formación previa a la entrada al puesto, si han estudiado algún grado de Formación Profesional que les lleva a decantarse por desarrollar su carrera profesional en la industria, aquí los datos son bastante desoladores: en la mayor parte de ellas ha jugado un papel importante la casualidad y la falta de oportunidades en otras profesiones. Entre nuestras operarias tenemos peluqueras, protésicas dentales o maestras que optaron por nuestro sector por descarte al no encontrar trabajo en el campo para el que habían estudiado.
Dejen que les diga que estas respuestas me producen cierta tristeza, pero reflejan la realidad “educativa & laboral” en España. En el curso académico 2016-2017[1], apenas un 3% de los alumnos de los ciclos formativos de FP relacionados con perfiles profesionales industriales fueron mujeres. De hecho, el ciclo formativo de “instalaciones electrotécnicas y mecánica” del grado de FP básico sólo tuvo una alumna mujer en toda España. Este alarmante dato hace que debamos reflexionar sobre si en España hay mercado laboral para emplear anualmente a 4.962 mujeres estudiantes de peluquería[2] frente a 1 mujer instaladora electrotécnica y mecánica.
En cuanto a los aspectos positivos y negativos de trabajar en el sector, subrayan la estabilidad en el empleo (más del 91% de empleo fijo), y las posibilidades de aprendizaje y promoción, razón que actualmente adquiere un mayor potencial. En cuanto a la parte negativa, mencionan la suciedad del proceso o la dureza en algunos puestos aunque resaltan que el trabajo está evolucionado a tareas mucho más tecnológicas, menos físicas e instalaciones más limpias. Así mismo, destacan la necesidad de promocionar y dar oportunidades a las mujeres para alcanzar puestos directivos.
[1] Estadística de las Enseñanzas no universitarias. Subdirección General de Estadística y Estudios del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Curso académico 2016-2017
[2] Alumnas mujeres en el módulo básico de FP de peluquería y estética en 2016-2017